El Cuzco es una ciudad preciosa, enclavada en el corazón de los Andes tropicales, que son el centro del origen de la biodiversidad del Perú. Es aquí donde se generan la mayoría de ríos que desembocan en las cuencas del Pacifico y del Atlántico. Es también donde se hallan los humedales más numerosos (más de 2.000 lagunas), los más extensos pastos y los yacimientos minerales más importantes. Desde tiempos inmemoriales se han usado en estas tierras sistemas de cultivo como terrazas, andenes, y centros experimentales agrícolas como el de Moray.
Sin embargo, debido al cambio climático, los glaciares de esta zona han experimentado un retroceso del 22% y este tremendo fenómeno de deshielo está provocando actualmente corrimientos de tierras, deslizamientos y erosiones, lo que supone una importante pérdida de suelos fértiles y cosechas; con el consiguiente impacto en la economía de los pueblos más rurales y dependientes del cultivo. La zona de los altos Andes es la más vulnerable ya que, según el INEI (2008), representa casi el 30% de la población peruana en extrema pobreza y el 60% en situación de pobreza, y es en estos pueblos donde se agudiza el problema. De esta forma, el cambio climático está provocando un efecto fatal en los recursos hídricos, en la desaparición de los glaciares de la zona, y consecuentemente un impacto grave en las economías de estos pueblos, extremadamente humildes y dependientes del medio rural.
Se observa en la zona andina, sobre todo, en las altísimas montañas que rodean al Machu Pichu, como no quedan apenas glaciares, como los valles se quedan áridos, después de cientos de años de cultivos intensivos, y cómo la gente de la zona te explica que dentro de, quizás 15-20 años, ya no corran ríos por las montañas. Conociendo el efecto y las consecuencias, deberían de acometerse programas de adaptación a este cambio climático (que podría ser irreversible), para proteger la economías del medio rural, reforestando y recubriendo de vegetación los valles para que el agua no se pierda, sino que se retenga y penetre en la tierra, y con ello crear humedales que favorezcan la fertilidad de unas tierras que se ven amenazadas actualmente por la erosión y la aridez.
Rajol.
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