Después de un mes y medio en la Bolivia de Evo, es suficiente con un día y medio en Los Ángeles del Merry Christmas. Después de 12 horas de vuelo, nos tomamos un forzado descanso en Los Angeles hasta el siguiente vuelo de conexión a Taipei (ver mapa!).
Los Ángeles es una ciudad kilométrica ¡160 millas!, de las que sólo recorrimos 3. Pero en ese reducido espacio vimos una pequeña muestra de lo que luego creo se multiplica y extrapola milla por milla hasta la saciedad. Paseamos entre papas noeles "ho ho ho", observamos incrédulos a un veterano de la guerra recogiendo periódicos del suelo, dejamos paso a enormes obesos bamboleantes, nos sentamos en el metrobús 125 con el típico latino pandillero, saludamos a varios morgan freemans y algún que otro eddie murphy rapero, esquivamos a niños en patín con una enorme hamburguesa en cada mano,… y así un largo y escalofriante etcétera compuesto por los más variopintos extras de una película hollywoodiense cualquiera.
Después paseamos por las playas de Sta. Monica, inmensas, largas, de los vigilantes de la playa. Pero en lugar de ver a éstos arrojándose a las olas con su flotador rojo, sólo vimos picotear la arena a un grupo de cormoranes y pelícanos. ¡Es invierno! Siento decepcionaros…
Recorrimos también algunas calles: ¡en Los Ángeles la gente no camina! Las avenidas de 4 carriles están infestadas de hileras interminables de lujosos todo-terreno Chevrolet. Y es curioso el aire que se respira. Lo masticarías. Tiene un aroma grasiento y dulzón, una mezcla deliciosa de kétchup, aceite y Donut que te embriaga y te arrastra irremediablemente a cualquier establecimiento de comida rápida. Cada cruce de calles es un centro comercial custodiado por un McDonalds o una gasolinera. Hamburguesas y petróleo dictan el entramado de la ciudad.
Así, todo el mundo conduce un auto. O un carrito de la compra. Estos últimos se ven brillantes deslizándose, abultados de regalos, de estantería en estantería, por los gigantes "stores". Pero también se ven otros mucho más oxidados que traquetean por las sucias calles, de basura en basura, arrastrados por indigentes que rebuscan, incansables, su oportunidad perdida.
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