Seis recuerdos del Amboró de Macuñucú.

Nos impresionó tanto el Amboró de Samaipata que decidimos adentrarnos también por la parte norte del Parque. Para ello, viajamos hasta Buena Vista, y de ahí hasta Sta. Rosa, desde donde caminamos los 14km de palmeras que nos separaban de la pequeña comunidad de Macuñucú. Allá permanecimos 2 días, en un campamento solitario de cabañas de madera, rodeados tan sólo de selva y lluvia.

Sólo 6 recuerdos:

El aliento caliente y húmedo que te arroja la selva cuando suspira,

La imagen de unos niños jugando en el río turbio, cubiertos por una hojarasca parpadeante de mariposas amarillas,

Correr perseguidos por tormentas convertidas en espesas cortinas que aplastan todos los átomos de vida contra la tierra,

Explicarle a Pablo, sentados en su banquito, que los relámpagos no son las chispas de los cascos del caballo de San Pedro cuando galopa por el cielo,

Caminar siguiendo, sin parpadear, el vuelo suspensivo de una pequeña luciérnaga en la oscuridad.

Enroscarnos dentro de nuestras crisálidas de nylon, en las que se convirtieron las mosquiteras, mientras un universo metálico de insectos plagaba las paredes de la habitación.

Rajol.

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