Estamos en el tercer mes de la época seca y las temperaturas irán aumentando hasta el mes de abril. Hemos salido de las planicies del Mekong para subir a las montañas que lindan en el norte de Camboya con Vietnam. El paisaje se ha vuelto más ondulado, menos poblado, y con una flora más densa y seca. Los árboles parecen a punto de derretirse por el calor. Las copas son más ocres que verdes y la quema intensiva del sotobosque no ayuda en absoluto a mantener la humedad del suelo ¿Por qué arrasaran de esa manera con el fuego los árboles y los bosques de bambú? Hemos recorrido las carreteras de esta región perseguidos por una nube de polvo, y quilómetro tras quilómetro, el humo gris, la ceniza negra, los troncos caídos y las hojas secas han sido las paredes de un pasillo desolador. Tantos años para crear vida, y en unas pocas horas desaparece de la faz de la tierra. Son bastas extensiones sin ningún tipo de control que serán convertidas en plantaciones. Son tierras libres para la explotación, para aquel que quiera explotarlas. El camino que las atraviesa es una larga herida de arena, preludio de lo que serán estas tierras para los hijos del presente.
En la época seca Vivaldi habría utilizado muchos tambores y violines con acordes agudos que habrían agrietado la tierra. Los camboyanos, sin embargo, utilizan las guitarras eléctricas para animar sus fiestas. En estos meses áridos miles de jóvenes contraen matrimonio. Ya se ha recogido la última cosecha de arroz, y con los graneros llenos los padres del novio pueden pagar la dote. En las ciudades, sin miedo a que la lluvia agüe la fiesta, se ocupa una calle para hacer el festín. Se montan las mesas, el escenario, la cocina y la puerta adornada con flores para la recepción de los invitados. Las bodas duran 3 días para que los invitados tengan tiempo de conocerse.
Durante este mes sin nubes en el cielo hemos conocido sólo una de las dos caras de Camboya. Hemos visto como muchas pagodas mudan sus intrincados tejados, como se construyen sobre zancos nuevas casas, como el enorme Mekong baja desinflado, y como la tierra con su tez vieja se abre en mil pedazos. ¿Cómo será la Camboya al otro lado del año?
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