Timor Leste

Este pequeño país de 7 años de edad, comparte la isla más al este del archipiélago indonesio. La historia más conocida de este territorio está escrita en tinta roja por los portugueses, los holandeses, los japoneses, los indonesios y los propios timorenses.


Cuando el joven Kofi Annan fue elegido presidente de Naciones Unidas, anunció que la primera prioridad en su agenda sería el conflicto de Timor con Indonesia. En 1999 aterrizaban las fuerzas de paz, en el 2002 Timor Leste conseguía la independencia, y en el 2004 Lonely Planet sacaba su primera guía de viaje para este país. Había mucha por hacer, por reconstruir y por reconciliar, pero parecía que lo peor había pasado. La invasión de Indonesia que comenzó en 1975, se alargó durante 24 años en los cuales 100.000 personas perdieron la vida a causa del hambre, la enfermedad y la violencia.

En el 2006, casi anteayer, la susceptibilidad por parte de un contingente de 600 soldados que se sentían discriminados ante sus compañeros del ejército por su origen geográfico en Timor Leste, puso a la sociedad timorense, una vez más en vilo, provocando 36 muertos y 155.000 desplazados de una población de 1,1 millones.


Actualmente en Dili, la capital de Timor Leste, se han establecido las principales agencias de cooperación internacional, ONGs y Fundaciones, con el propósito de encauzar a esta joven nación, para que recupere el sosiego, la autosuficiencia y el criterio de gobierno. Su enjambre de calles es un desfile constante de relucientes 4x4 de Naciones Unidas. Ahora que estamos en época de lluvias, la precariedad en la ubicación de las viviendas hace que muchos pierdan sus hogares a consecuencia de las violentas inundaciones. El gobierno es novato y todo ha sido una puesta en marcha muy virgen, que se mueve hacia delante con la voluntad de sus ciudadanos y de las organizaciones que les prestan apoyo.


La cooperación internacional es también novedosa y en cada país se tiene que enfrentar a una cultura y a un contexto histórico-social que replantea sus pilares de acción y conocimiento. Hasta no hace mucho pensaba que la cooperación internacional era una gran idea que se traducía en el terreno en un mal mayor. Pero después de esta visita por Timor, y de ver a través de los ojos de un cooperante comprometido, he entendido que aun es muy pronto para sopesar los resultados globales de la solidaridad internacional. Las situaciones en cada país afinan el criterio de acción de las organizaciones, la elección de las personas adecuadas para cada trabajo, y el trato con los locales, inherentemente prepotente de nuestra abanderada cultura occidental.


Cómo muy bien dice mi querido amigo Gonzalo, que está haciendo una gran labor en este país, lo fácil es criticar y lo difícil es proponer soluciones. Además tendemos a hacer la crítica sin entender la sucesión cronológica de los hechos que han imprimido en la sociedad timorense un lastre que todavía tiene que soltar para poder volver a mirar hacia delante. Ese lastre que muchas veces se traduce en corrupción, ineficiencia, falta de compromiso político y falta de educación, es la realidad lógica de todos aquellos países que han pasado por una dictadura, una guerra o una colonización. Si no entendemos el nexo histórico que unen las causas y los efectos, y las diferencias culturales que generan formas de pensamiento y filosofía de vida diferentes, difícilmente podremos entender lo que con tanta valentía criticamos.


Robiol.

2 comentarios:

El Faro dijo...

No es fácil sentir tantas sensaciones desde la distancia. Nunca he estado en ese lugar, por eso estoy muy agradecida al esfuerzo que haceis para transmitirme vuestras experiencias y dejar que esas reflexiones se transformen en inquietudes personales. !!Ventanas abiertas!!

Ana dijo...

Vaig molt pillada nois però m'he agafat uns minutets per gaudir dels paisatges i llegir una mica sobre els problemes d'aquesta gent. És una pena que en un entorn tan increible no tot pugui ser idílic però amb gent com vosaltres tot millorarà.