Give me a pen (dame un bolígrafo)…

Muchos de los países empobrecidos están desarrollando una importante industria de turismo, y para hacer las cosas bien, forman a los trabajadores del sector para dar un buen trato y servicio. Los turistas en cambio, no recibimos ningún tipo de formación para garantizar un turismo responsable. Viajamos por los países con las mejores intenciones, pero a veces éstas pueden ser más malas que beneficiosas.

La forma de perjudicar a un país puede manifestarse de muchas formas. En nuestra pequeña experiencia por el mundo hemos identificado algunas actitudes negativas que queremos compartir con vosotros.

La primera, es la de dar cosas gratuitamente como ropa, artículos electrónicos, gafas de sol, mochilas, etc. De las personas que conocemos viajando, normalmente, nos relacionamos con las menos pobres, aquellas que tienen un negocio. Durante nuestro contacto comparamos su vida material con la nuestra y sentimos que podemos hacer algo al respecto compartiendo lo que tenemos. Al dar nuestras cosas a estas personas, creamos más diferencias sociales entre ellos. Además se crea el precedente del dar porque sí, porque soy turista y él es pobre bajo nuestro criterio de cálculo cultural y capitalista. El local se crea la idea deformada de que somos ricos y su asociación de ideas le llevará a pedir a los que vengan en el futuro. Se corromperá su hospitalidad y generosidad inherentes a su cultura y serán incapaces de dar sin recibir algo a cambio. Dar es un gesto muy bonito, pero debe ser un acto reflexivo, con un sentido de gratitud y no de pago.

El segundo perjuicio que hemos detectado en el paso de los turistas por tierras exóticas es como éstos pueden afectar a la economía local. Normalmente los países empobrecidos son muy baratos y los euros y dólares dan una capacidad adquisitiva muchas veces superior al país de dónde venimos. Ello lleva muchas veces a que el turista pague más, voluntariamente y con la mejor intención. La fruta fresca, que en muchos países de Europa es carísima, se encuentra en estos destinos turísticos, muy barata. Los turistas pagan un poquito más, porque el cambio de sus billetes grandes que expende el cajero automático les resulta insignificante. Pero con esta pauta provocan que los precios suban. Las subidas siguen siendo despreciables para la economía del turista, pero para el local resultan insoportables, provocando que dejen de consumir los productos apreciados por los turistas. Es importante cerciorarse bien de los precios y pagar lo justo para no provocar estas distorsiones en los mercados locales.

El último caso que nos hemos encontrado es el daño que se puede hacer a los niños con un turismo irresponsable. Dar limosnas a los niños, porque son pequeños y nos dan mucha pena, puede ocasionar que estos no sólo dejen de ir a la escuela, sino que se dupliquen. Darles bolígrafos hará como ya hace, que al pasar por delante de una escuela un escuadrón de niños se lance hacia ti con el estridente “give me pen” a grito pelado. No hay que dar dinero a los niños. Si queremos contribuir con su educación y tenemos material escolar, lo mejor es donarlo a una escuela o a una ONG local, para que lo distribuya equitativamente.

Indosesian Children


Después de unas bonitas vacaciones por uno de esos maravillosos países, volvemos a casa con el baúl de los recuerdos hasta arriba. Anécdotas, curiosidades gastronómicas, fotos, postales, souvenirs y páginas en el diario para compartir y animar a otros a que visiten tal país. Pero de lo que quedó atrás en nuestro paso, nada sabemos. Quizá aquellas monedas que dimos a un niño hicieron que sus padres lo sacasen de la escuela para que mendigase por las zonas turísticas. La generosidad gratuita que tuvimos con una familia hizo que desapareciese su capacidad de ingenio para mejorar sus condiciones de vida y ahora se centran en el camino fácil de pedirle al turista. Y aquellas monedas que no quisimos de cambio hicieron que los plátanos ahora tengan unos precios desorbitados para los que allí viven. Si no hacemos estas cosas en nuestro país ¿Por qué las hacemos cuando vamos fuera? Si no estamos seguros del impacto que pueden provocar nuestras acciones, mejor no hacer nada.

Robiol.

6 comentarios:

Silvia dijo...

No podría estar más de acuerdo con todas estas afirmaciones chicos. No se trata de lavar conciencias en estos paises ni aliviar remordimientos propios de las sociedades capitalistas. La caridad es la peor forma de desarrollo y muchas veces tendemos inevitablemente hacia ella.

Disfrutad de mi añorada isla...Besos desde el mismo lado :)

El faro dijo...

Me interesan vuestras reflexiones, pero pienso que es dificil pasar sin compartir. Valorar, en situaciones límites y no involucrarse, dando lo único que tenemos en ese momento. Pero reconozco los errores que podemos cometer por desconocimiento.

Tenemos que aprender a ayudar de verdad.

Sylvia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sylvia dijo...

Ya sabéis que leo vuestro blog regularmente.... y me maravilla intuir como estáis creciendo y aprendiendo día a día.....es como si estos meses de contacto con tantas culturas diferentes representaran años de reflexión, estudio y madurez....
Felicidades por vuestra valiente decisión, hay quienes por circunstancias, situación, o quizás por cobardía tenemos esa asignatura pendiente todavía....
Aunque vaya a saber, nunca es tardeverdad?....y me estáis poniendo los dientes largos!Un abrazo muy fuert

Leyre dijo...

Tengo que decir que me ha gustado especialmente este post, tenéis toda la razón, debemos hacer un turismo responsable, la educación católica española y su concepto de "caridad" ha hecho mucho daño y ha enquistado muchas ideas dañinas en nuestra sociedad... Gracias por haber escrito un post tan chulo sobre el problema :)

Pepe B dijo...

Cuando viajas por estos paises, ves muchas situaciones que te parten el corazón y en las cuales darias cualquier cosa por cambiarlas. Pero en la mayor parte de la veces acciones puntuales ofreciendo limosna no hace nada más que agravar el problema.
Yo he estado recientemente en India, Nepal, China, Laos, Tailandia y Bali. Todos ellos, mucho más pobres que España, he visto niños en la calle snifando pegamento, he visto a una familia con tres niños desnudos viviendo en plena calle, he visto niños fingiendo llorar cuando pasaban los turistas para pedir dinero y reir al segundo después con un dolar en la mano, esto y muchas cosas más. Y aquí el trabajo no es dar la limosna que lava tu conciencia, sino ser reflexivo y no contribuir a que el problema perdure.
Como dijo un hombre sabio: "No deis de comer al hambriento, sino enseñadle a pescar". Pues eso es lo que tenemos que intentar. Muchas ONG estan haciendo un trabajo increible en lugares como la India, pero una vez estas allí te das cuenta que la solución tampoco es la ONG, sino un cambio de la sociedad que habita alli que pasa inicialmente por una mejor educación en la actual generación, para que puedan cambiar y mejor la situación en el futuro.
Habeis visto "Slum Dog Milionary"?, pues aunque sea una peli, nada mas lejos de la realidad. Esto pasa cada dia en la India.
Os animo a que la veais.